La amistad es nuestra religión; Nadie, nuestro Dios; y la ignorancia, nuestro templo. Bienvenidos.

jueves, 24 de junio de 2010

Dosificando

"Nada es veneno, todo es veneno: la diferencia está en la dosis."

Theophrastus Bombastus von Hohenheim
(Alquimista, médico y astrólogo suizo)

L'home de ressaca

miércoles, 23 de junio de 2010

Dos caras

"No man can wear one face to himself and another to the multitude without finally getting bewildered as to which may be true." (Hawthorne)

Fénix citador

martes, 22 de junio de 2010

Fin de Etapa

Purga. Esa palabra definía interna y externamente el proceso que estaba llevando a cabo. Dejar atrás en silencio, un abandono sin melancolía, y continuar adelante con aquellos que no tiran de ti hacia atrás, salvar del pasado a aquellos que están dispuestos a valorarte por cómo eres, y cuentan contigo siempre, contigo como un apoyo, no como un lastre lleno de rencores y envidias amagadas que reaparecen como dagas afiladas cuando menos lo esperas. Reiniciar el sistema y comenzar de nuevo. Un formateo profundo antes del diluvio que deberá limpiar las impurezas y errores del pasado. La oportunidad se brinda ahora porque la semana que viene el Fénix termina de morir: ¿quien se sube a mi arca? ¿Quien será una valiosa copia de seguridad?

Luego ya será demasiado tarde y lo que se perdió tendrá que volver a construirse.

Porque, en este mundo, para ser libre hay que estar "loco" o "ser infantil", solo que el loco es alguien con voluntad de niño que no se cree a sí mismo. Y para comenzar a tenerlo todo primero hay que estar dispuesto a perderlo y cuando sientes que no tienes nada que perder, y nada te importa más que tú mismo, no tienes miedo y entonces es cuando comienzas a ser libre.


Fénix moribundo

lunes, 21 de junio de 2010

Filtro mental

Leyendo el post de Berto –sí, el colaborador de BFN- me ha hecho reflexionar sobre algo que ha lanzado y que creo que es muy importante. Berto habla en su entrada sobre el filtro de su correo, que dejó de funcionar durante un escaso tiempo, pero el suficiente como para llenarle de innumerable correo basura, o spam, toda la bandeja de entrada, con lo que tuvo que aplicar varios minutos de su existencia en limpiarla.

[…] Siempre he tenido clara la importancia de los filtros. Las delgadas líneas que separan el mundo habitable de la entropía. […]

[…] Y también a nivel personal, pienso en los filtros mentales, como el nunca suficientemente bien valorado sentido común, que nos permite encauzar la inmensa masa de pensamientos y pulsiones que, sin control, nos convertirían en balbuceantes seres asociales. Cuando cede una barrera se desata un infierno, en mayor o menor grado. […]

Así es, los filtros mentales y lo importantes que son para nuestra salud mental. Cuando nos educan y crecemos en un ambiente ordenado, en el que te van dando esquemas a seguir –sobretodo mentales- uno puede estar seguro, aún sin saberlo, que está cosechando un buen tamiz mental que lo salvará de copiosos mensajes hostiles y negativos como “eso es imposible”, “te equivocas”, “tú no puedes”, etc. Cuando vamos creciendo, nos damos cuenta de que nuestro ser se confecciona y guarda gracias a ese centinela atento que ve de lejos al enemigo y lo espanta.

En mi caso, y cosiendo todo esto con el caso de Berto, mi filtro dejó de funcionar en el 2008, con las fatales consecuencias: despiste mental, desorientación objetiva, inseguridad personal e incluso miedo hacia los demás, algo que mi yo de hace cinco años no hubiese imaginado en la vida.

De un tiempo hacia aquí, sigo preguntándome cómo me permití desinstalar el antivirus de mi persona. Pero como aprendí en la entrevista que le hicieron en “Singulars” -en el canal 33- a Mario Alonso, hacerse la misma pregunta día tras día sólo sirve para hundirse más. O como le dije a un amigo: alimentar el monstruito.

Gracias a las magníficas reflexiones de este gran humorista, me he dado cuenta de que:
1. Los seres humanos estamos ciegos. Miramos el humo que se eleva en el cielo sin enterarnos que es nuestra casa la que está ardiendo.
2. Nosotros somos demasiado valiosos para nosotros mismos como para abandonarnos en la intemperie.
3. No hay nada tan importante que no pueda ser ignorado.
4. Hay que cuidar ese filtro mental como el mejor amigo, pues es el único que salvará a uno de uno mismo.

Es siempre desde la calma y la tranquilidad desde donde podemos ser más y mejor.

Propenso al coito

sábado, 19 de junio de 2010

Pequeña (e) lección, o no

El otro día me quedé a comer en la universidad. Llevaba un bocata y una pieza de fruta. Me acerqué por la facultad de sociología, donde se encuentra uno de mis rincones más tranquilos y preferidos para comer; estaba ocupado. Aquello me molestó un poco (siempre molesta un poco que el rincón preferido de uno esté ocupado inesperadamente), pero por suerte, siempre tengo otros en la recámara.
Mis rincones. Suelen ser sitios que pasen desapercibidos, con algún elemento o punto que me llame la atención (por mediocre o desangelado que parezca) y sobretodo desiertos, uno necesita siempre unos minutos de soledad al día y ésa es su gran baza. De ahí que moleste especialmente su “ocupación”.
Lo malo de aquél día es que el resto de rincones se situaban en el exterior, lo cual no hubiese estado más allá de no ser porque, por lo visto, en la rueda de la fortuna del clima tropical que llevamos sufriendo desde hace más de seis meses ininterrumpidos, tocaba una incesante lluvia que empapaba ánimos y ropa.
Después de considerar otros lugares como alternativa, tales como bancos dentro de la facultad o el bar, los deseché por estar todos llenos de gente, eso sin contar con el siempre posible coñazo de poder encontrarte algún conocido y la consabida interrupción de aquello que estuvieras haciendo tan felizmente.
Así que lo vi claro: de repente no se me ocurría mejor lugar para comer tranquilamente que en uno de los bancos de madera que hay en un pequeño patio de la facultad. Había dos bancos más pero, por contra de lo habitual, estaban más que vacíos. No había ni una sola persona en todo el patio exterior. Así que me acomodé tranquilamente en uno de los bancos, ya empapado, y me senté a comer el bocata con mi botellita de agua al lado y su todo. Puedo admitir que al principio puede ser una sensación un poco, digamos, extraña, sentarte en una tabla de madera completamente mojada, y acostumbrarte a la lluvia mientras comes, pero en seguida te habitúas. Me tomé todo el tiempo que quise y aún un poco más en acabar el bocata y la fruta, y después todavía me sobraron ánimos de liarme un cigarro y fumarlo con parsimonia de peripatético.
A todo esto, debo decir que era día de selectividad en la universidad, y a parte de los estudiantes habituales, aquello estaba a reventar de chavales que iban de aquí para allá nerviosos como pavos. El patio éste disponía de un pequeño porche en su entrada, al lado de la puerta, dispuesto a lo largo, aunque era muy estrecho. Así que todos los que normalmente se distribuiría por los bancos y la tierra se encontraban apelotonados en él, haciendo sus quehaceres habituales: fumar, beber café, comer, o simplemente charlar con el de al lado. Claro, al ser yo el único que estaba fuera, destacaba como una paloma en una convención de monos (sí, hacen convenciones los monos). Aquello, por lo visto, resultaba graciosísimo y extremadamente fuera de lo normal, porque la gente me miraba descaradamente, cuchicheaba entre ella para acto seguido reír sin ningún tipo de pudor mientras me dedicaban una segunda mirada de soslayo. En especial dos chicas jovencitas, debí alegrarles el día porque no paraban de reír a mandíbula batiente como hienas en celo.
Supongo que, al fin y al cabo, debía de tener mi cierta gracia comiendo yo solo ahí debajo el chaparrón, inmutable con todos los enseres “dispuestos” normalmente como si no me diera cuenta de que llovía considerablemente, con los pantalones literalmente chorreando, la camiseta calada, los brazos desnudos y el pelo empapado pegado al cráneo. Uno debe imaginar algo así como comer sentado debajo de la ducha.
Sin embargo, pasando por alto esas nimiedades, tuve tiempo de fijarme en que la gente del porche duraba muy poco fuera, porque no tenían apenas espacio para moverse ya que en seguida le daban al de al lado, estaban incómodos porque tenían que comer de pie, y no eran pocos los que ponían caras agrias por el humo del tabaco del vecino que inevitablemente ocupaba sus pulmones también. En poco rato vi desfilar una pila de gente. Parecían sardinitas recién pescadas, que no paran de moverse por la incomodidad, y que no encuentran la postura apropiada para esa lata tan estrecha en la que las acaban de depositar junto con tantas otras de su especie.
A mí, eso fue lo que realmente me pareció gracioso. Sobretodo teniendo en cuenta que, por una vez, tenía el banco para mí solo y podía estirarme a mis anchas, que no tragaba más humo que el mío, que no me había dado cuenta de lo agradable que resulta comer con esa ligera y fresca banda sonora natural de centenares de gotas cayendo a tu alrededor, y que incluso la hierba de mi alrededor y un enorme árbol casi en mi cabeza desprendían un olor a madreselva y a tierra húmeda que me hacían sentir en contacto íntimo con la naturaleza, en una paz breve y transitoria, pero profunda y tranquilizadora, un delicioso oasis pasajero que me predispuso a encarar con optimismo la tarea de la tarde.

De esta manera, como tan acertadamente dice el filósofo desconocido y no reconocido de Anatma, es oportuno reservar las fuerzas, pues no siempre es prudente nadar contra corriente, pero sí saltar de tanto en tanto fuera del agua y darse un gusto sin presiones respirando aquello que todos piensan que es veneno y sólo es otra forma de tomarse la vida.


El rapsoda de la ignorancia

jueves, 17 de junio de 2010

My december

Homenaje a esta canción que tantos recuerdos me trae.



Fénix de Diciembre

martes, 15 de junio de 2010

Alucinando con vórtices

Nacido del delirio de una profunda espiral de fuego


Fénix Cenizo

lunes, 14 de junio de 2010

Arquetipos, la verdadera conferencia de Jung

Mea culpa

Escribo animado por Fénix. La verdad es que escribir sobre algo que te ronda por la cabeza es muy reparador. Hace años lo hacía dibujando, pero estando en el trabajo como estoy, es algo más difícil.

A lo que voy. Llevo dándole demasiadas vueltas a algo que ocurrió no hace más de 48 horas, y es el no haberme aprovechado de la situación. Me explico. El sábado quedé con Fairy Tale, dado que el corto que estaba grabando ya lo acabamos con tiempo para perderlo por la tarde. Miro mi agenda y descubro, sin sorpresa, que sólo figuran el nombre del día con su respectiva numeración del mes. Nada más, ninguna cita a la que acudir. Las fechas me miraban , y yo a ellas. Era algo desolador. Sabía que ni Fénix ni Rapsoda estaban disponibles, con lo que mi soledad se acentuaba mucho más dentro de mi coche. Ésta iba ocupando los recobecos de debajo de los asientos, dentro de las rejillas de ventilación y por cada una de las fibras del polvo de las alfombras: aquello más que un coche era un reactor nuclear apunto de estallar. El momento era crítico, hasta que recordé a uno de mis pilares amistosos: Fairy Tale.

Mundo sabe que Fairy Tale y yo mantenemos una relación limpia, honesta y transparente, pero como todo cristal, algunas veces se empaña de baho y, otras, de mugre. Bien, la llamé, quedamos, nos vimos y estuvimos juntos paseando, qué grácia, por Barcelona. La cosa estuvo bien. Yo, no sé si lo notó, me insinué más de una vez con comentarios tan indirectos que parecían la ruta de un taxista. Ella, me di cuenta, se insinuó alguna vez que otra, pero no llegamos a sincronizarnos.

Cuando decidimos marchar de ahí, percibí, otra vez, el momento de empitonarme hacia sus labios como un bravuro enchido. Pero nada, no tuve cojones. ¿Qué son los cojones, aparte de un una bolsa con dos pelotas y cubierta de espeso pelaje rizado? ¿Es valentía y el séquito de sus sinónimos? ¿Por qué no la prudencia se relaciona con los cojones? ¿O bien la honestidad y sinceridad? Recuerdo la frase de un hombre cuyo nombre no recuerdo -de verdad, no lo recuerdo- que rezaba algo así:
"Mi sinceridad ha sido la que más me ha engañado".

¡Qué rabia me doy y me di en ese momento! ¡Pudiendo ser una noche estrellada, ¿por qué conformarse con una de ciega?! Es como si hubiese permitido regalar al rufián más despreciable un tesoro que me ha costado lustros conseguir. Es la auto-impotencia de haberme cortado las manos por miedo a que me las cortaran otros. Haber frenado el bódido porque sí. Miedo a poder degradar una relación preciosa en besuqueos, penetraciones, leche de huevo y colchas sudadas.
No vemos más allá de nuestras narices. ¿Os podéis creer que me pusiera, así de buenas, "Me gustas mucho" de Rocío Durcal, y que yo me limitara a cantarla como un gilipollas? No digo que obligatoriamente significase nada, pero aquello era una carta con la que podía jugar. Me enfrenté con la providencia, y me hizo jaque al primer saque.

El pasado en sí no existe, pero es de gran utilidad para que nuestras vidas no se conviertan en verdaderos déjà vus.

Y ahora que ya he acabado y me siento más aliviado, debo decir que he perdido una hora de trabajo gracias a tu consejo, Fénix. En fin, mea culpa.

Persona imaginaria

jueves, 10 de junio de 2010

"Marge: Me sabe fatal. Los Vanhoten se han separado y han acabado con la cena.
Homer: Marge! De eso ya hace veinte minutos! Deja de culparte todo el tiempo. Cúlpate solo una vez y luego a otra cosa."

Fénix Sentencioso

domingo, 6 de junio de 2010

Un amor de primavera

Parapetado en el útimo asiento de la última fila del autobús, en un paupérrimo intento de separarme del resto del mundo en aquél incómodo viaje, sufrí el guadañazo directamente en mi inspiración de la primavera, que me atacaba sin previo aviso; y para los ingenuos que piensen que la primavera no va pegando guadañazos ni hace daño a la gente que sepa que es casi tan temible como su famosa hermana la muerte, y a veces puede incluso llegar a ser peor, por la difícil cicatrización de las heridas del amor.

Una mujer de cuarenta y muchos o cincuenta y justo se sentó a dos filas de donde estaba, quedando los dos de cara por aquellos azares, y desde aquél mismo instante el embrujador encantamiento de su mirada me hizo su presa durante todo el resto de trayecto, que es el tiempo justo que dura un amorío.

Atrevida cabellera, aunque no fueron sus cabellos del color de la hoguera que ya se apaga los que me llamaron la atención, fue su divina mirada, sus ojos mágicos fueron.

Obviando cualquier convención social sobre la mala educación de mirar fijamente a alguien, me abstraje en aquella mirada sin quererlo, y sin quererlo remediar, porque yo no estaba para convenciones sociales, pues una fuerza superior, llamada naturaleza o, diré más! amor, amor fugaz, me empujaba a no apartar la vista de aquella fuente de vitalidad, imagen que se me ha de quedar grabada a fuego en la memoria, y juro que eran los ojos más juveniles que he visto en la vida.

De una sinceridad cristalina, frescos, jóvenes, curiosos y con chispa, de una expresión absolutamente nueva para mí, y de un color que no habría acertado a imaginar jamás, digno de ser descrito por el mismísimo Homero, y como es digno de ser descrito por él, yo no lo haré para no hacer el ridículo. Daba la sensación de mirarse y reflejarse en una fuente infinita de juventud, acrecentada además por una medio sonrisa indescifrable que le confería aspecto de mujer divina regalando sus dones en un autobús urbano, y me sentí viejo, viejo al mirarla porque aún al tener la mitad de su edad y estar en la flor de la vida y atesorar la más preciada de las gracias que es la juventud, supe que nunca iba a conseguir ni una centésima parte de la vitalidad y alegría por existir que desprendían aquellas luces del alba.

Y la miraba y la miraba y pensaba ojalá no te bajes nunca, ojalá no se acabe el camino, y ojalá me acuerde de tus ojos, mi inspiración, en esos domingos grises que no tengo para compartir y me des un rayo de tu luz, pero no, no hará falta porque esos ojos no me han entrado por la vista, que lo han hecho por el alma, poderoso hechizo de radiante calma, y de repente me miró y aparté la vista azorado, como infante sorprendido en falta, poquísimas veces que me ha sucedido tal cosa.

Y si fuera un hombre, un amante, un poeta, le abriría mi alma y dejaría salir todo, fusilar la cobardía y bailar sobre su cuerpo, y acercarme a aquella fuente de juventud hermosa y divina y decirle si tú quisieras, si tú quisieras contigo me iría y lo dejaría todo y donde fueras te acompañaría, si tú quisieras, porque aunque en el exterior creas que parezco joven, mi espíritu muere, y aún no sé si tengo espíritu, pero hagamos una locura y deja que la dama de la noche abrazados nos descubra, tus soles de alegría contra su plateada, melancólica luz mortecina, si tú quisieras, déjame beber de tu fuente inagotable y sentir la joya de estar vivos, porque tus ojos no son huecos, ni tristes, ni grises, ni apagados, ni están cansados de lo que ven, ni puede verse uno reflejado pues son puros y profundos, si tú quisieras, tu mirada secuestra la nostalgia y desarma la tristeza y de repente todo se llena de colores, todo es nuevo y está por descubrir, sacude el mundo su capa agonizante, y quizás creas que soy un ingenuo y un loco y un enamorado de primavera, y puede que tengas razón! pero esos son los mejores amores, así que mi joven señora, no lo dejes pasar, no lo desaproveches, que no sé si estoy loco, enamorado o en tu trampa celestial caí simplemente, pero sí sé que alguien debió capturar el dulce aroma de un amanecer primaveral y encarcelarlo para siempre en tu mirada, si tú quisieras, si tú quisieras a tus pies yacería y en las sombras de la noche te diría te entrego mi juventud, que no la quiero, para que la guardes en tu mirada, si tú quisieras.

Y no sé si eran los ojos más bonitos que he visto en mi vida, porque yo no sé de clasificaciones ni de listas, ni sé si serán más bonitos que los de mi pasión turca, mi añorada desconocida de Sofía, cuyo recurrente recuerdo vuelve esas tardes de verano en las que el mar y yo hablamos de promesas incumplidas y sueños pasados, no sé si serán más bonitos, pero sé que la magia que sentí al verlos fue una sensación tan nueva y revitalizadora que ha convencido a la asustadiza inspiración para acompañarme unos pasos más en mi viaje al fondo de la nada. Y no sé si fue obra de la providencia, el destino, la madre fortuna o la ciencia, pero doy gracias a todas a ellas y a la suerte por cruzarse en mi camino, aunque sea en forma de inesperada musa de primavera, y cuando ya estoy borracho de esa emoción, he gastado mi mirada en su mirada y el embrujo de tus ojos, que eres una bruja embaucadora, encantadora de enamoradizos y raptora de corazones, y consigo apartar la vista porque creo estar saciado, cada segundo que paso sin ella es segundo perdido, así que vuelvo a mirarla y, ai las! entonces eran sus ojos los que se posaban en los míos, y telegrama urgente del cerebro a su vecino el corazón preguntando que si ya está muerto, que si apagamos las luces y podemos dejarlo en paz.

Pero es una conexión que dura un segundo, aunque todo el mundo sabe que hay segundos que duran mucho más que otros, y éste duró una pequeña eternidad, eternidad que gasté principiteando y echando árboles enteros a una llama condenada a morir un segundo después pero, que si tenía que vivir, al menos que ése segundo de vida fuera una explosión de fuerza, rabia y energía nunca vista e iluminara por un momento la oscuridad de todos los mortales, el tiempo justo para que se pregunten qué fue ese fogonazo, pero la llama ya estaría feliz y se podría apagar con sentido, habiendo vivido por algo que ya es mucho más de lo que la mayoría pueden decir, llama que sí, mucho más corta que el resto de falsarias pasiones veladas que he tenido en mi peregrina vida, pero puedo prometer que infinitamente más intensa, por mi honor de caballero, o de hombre honrado o si lo prefieren de estúpido enamorado.

Pero como todo se acaba en esta vida y lo bueno antes, mi desconocida dama de tantos futuros desvelos se bajó, apenas un par de paradas antes de la mía, y se llevó sus maravillosas luces inéditas con las que iluminar los corazones de los hombres tristes para siempre, porque soy ingenuo y estúpido y enamoradizo pero me queda el suficiente entendimiento como para saber que nunca la volveré a ver, y creo que será mejor así o le acabaría diciendo todo lo que he escrito que por supuesto no es verdad, o fue verdad en su momento, y yo alegaría demencia primaveral transitoria y lo negaría todo y a todo el que me llamara loco se lo repetiría, pero debo confesar que en esas noches en que viene la soledad a hacerme compañía, yo charlaría con ella y le contaría esta historia, la historia de un amor de autobús, que no existió o existió y murió, y le enseñaría a la soledad el guadañazo de la primavera, y ella aunque se mostrase entusiasmada estaría verde de envidia y roja de ira y negra de corazón, porque firmó un contrato según el cual la primavera nunca se me acercaría y mucho menos para darme un guadañazo, pero yo estaría orgulloso de mi herida de corazón y cuando la soledad se pusiera pesada miraría a escondidas este modesto escrito, arrugado papel en el dobladillo del pantalón, y sonreiría por dentro y maldeciría mi memoria porque dice que ya no guarda el recuerdo de aquella diva primaveral, pero yo lo leería y, parapetado en el último asiento del autobús, me escurriría suavemente de la compañía de la soledad porque un rayo de juventud iluminaría mi inspiración, y eso es algo que ella ya nunca me podrá robar.

Escrito el 19 de mayo del 2010.

El Rapsoda de la ignorancia

Viatge iniciàtic al Multivers

En aquest abisme ferèstec,
bressol de la natura i potser tomba,
no del mar, ni de la terra, l'aire o el foc,
sinó de tots junts en les seves causes fecundants,
confusament mesclats i sempre més en lluita,
tret que aquell que tot ho fa i tot ho pot
ordeni la seva matèria obscura per crear més mons;
en aquest abisme ferèstec, el dimoni cautelós
es va aturar al llindar de l'infern i va mirar uns moments,
mentre pensava en el seu viatge...

John Milton: El paradís perdut, cant segon

Fénix Multiverso

sábado, 5 de junio de 2010

miércoles, 2 de junio de 2010

Quid pro quo et do ut des

xfgsfgy... preguntó a un hombre solitario:
-¿Qué quieres?
Y el hombre contestó.
-Compañía.
-Eso lo puedes encontrar en cualquier parte, el mundo está lleno de gente.
- Y aun así estoy solo... Supongo que quiero amigos.
- ¿Y qué darías a cambio?
- No tengo que dar nada. No quiero amigos por el interés.
- Pero acabas de decir que estás interesado en tener amigos.
- No deberían tener que comprarse. Yo soy pobre.
- Todo tiene un valor y adquirir ese valor requiere un sacrificio, una inversión.
- Ya te he dicho que no tengo nada. No quiero estar rodeado de personas que solo se acercan a mi por mis bienes materiales.
- La bondad es la mejor moneda de cambio. Si eso te preocupa no ofrezcas tus bienes materiales, sino los inmateriales.
- ¿A qué te refieres?
xfgsfgy... rió fuertemente.
- A esto. Haz reír a la gente y la atraerás. Ofréceles escucha y comprensión y no querrán separarse de ti. Regala esa felicidad espontánea y volátil que hace vibrar tus cuerdas vocales, resuena poderosamente en el espacio, te hace difícil respirar y estimula el pensamiento.
- Tengo mis muy serias dudas que hacer reír a la gente sea necesariamente propio de personas bondadosas. Y, en cualquier caso... ¿Y si no sé hacerlas reír? ¿Y si no las comprendo? ¿Y si soy yo el que necesita escucha y comprensión?
- Primero de todo debes confiar en ti mismo y en tus habilidades y para que te quieran debes quererte a ti mismo. Yo te di el poder de dominar, de crear y de destruir a placer: utiliza tu gracioso ser sucediente. Cuando necesiten de tu presencia entonces sabrás que eres irresistible e imprescindible. Te prometo que no hay mayor satisfacción que esa. Luego podrás pedir recompensas y felizmente ansiosos te las darán. Pero cuidado no te conviertas en un tirano o se acabará el chollo.
- Suena perverso dicho así. Parece un plan maquiavélico.
- La frontera entre el bien y el mal está en la confusión que generan las palabras verdadero y falso. La honestidad y la honradez están por encima del bien y del mal. Ellas son tu naturaleza en manifestación.
- ¿Mi naturaleza en manifestación producirá risa y me hará tener amigos? Entonces no me tomarán en serio. Me gustaba tener conversaciones serias también. Eran muy estimulantes pero hacían pensar, producían disidencias y finalmente enfrentaban y separaban a las personas.
- Efectivamente, porque no hay nada que tomar en serio, ni que discuti, ni que pensar. Al final, lo único eficaz contra la soledad y el sufrimiento es la risa y todo lo demás son enredos mentales innecesarios. La risa: ese es mi mayor regalo a la humanidad. ¡La mejor medicina y sin prescripción médica!
- Hay algo en ti que no me gusta. Eres demasiado optimista y hablas con soberbia y altanería sobre las personas. Me cuesta creerte. ¿Por qué debería confiar en ti más que en las palabras de cualquier otro?¿Quien eres?
Y xfgsfgy... desapareció.

Fénix Primigenio

Supersticiones

"Si quieres confía en la pata de conejo... Pero recuerda que no sirvió de nada al conejo." (Thimothy Say)

Fénix supersticioso

martes, 1 de junio de 2010

Reflexión de tarde apática

"La experiencia es un peine que te dan cuando te quedas calvo" (Jacinto Benavente)