La amistad es nuestra religión; Nadie, nuestro Dios; y la ignorancia, nuestro templo. Bienvenidos.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Desde clase (ejercicio de improvisación III o la entrada 101)

Será que los hago en momentos de tedio absoluto pero me encantan estos ejercicios. El caso es que estoy aquí en clase de documentación y archivística en la que la profesora se dedica ir leyendo los fantásticos apuntes del campus. ¿Cabe decir que no volveré por aquí en un tiempo? Tengo delante a mi enemiga navegando por internet y me esfuerzo por evitar ver qué hace, así que en parte esta actualización es para distraerme de ese gran peligro. Por cierto que tengo muuuucha hambre y no consigo recordar qué había hoy para comer, aunque creo que era algo bastante bueno. Esa es la sensación que tengo. Ahora está hablando de Grecia (¿cómo habrá llegado esa mujer hasta ahí?) En fin, acabo de ver que mi enemiga ha entrado en el facebook así que concentro más que nunca mi mirada en esta odiosa pantalla. Y el aire acondicionado me está destruyendo la nuca y toso compulsivamente. Y me pica la cabeza en pleno brote virulento de dermatitis. La caspa cae sobre mi chaqueta negra y estoy en plan árbol de navidad en declive.
A cinco días de irme a Viena estoy recogiendo materiales para distraerme allí y pasar de todas en momentos de hastío general. Dos tías buenas a mis lados. Una rubia a mi izquierda cuyo nombre no recuerdo ahora mismo aunque me lo ha dicho hace dos horas y otra de pelo castaño, Ana, de Sabadell y con pareja, aunque muy graciosa ella. Quedan catorce minutos para que se acabe, perdón doce porque me he despistado dos mientras escribía esta frase. Estos franchutes y británicos lo inventan todo mientras que nosotros siempre nos quedamos en burdos imitadores y precarios ¡Por Dios quiero salir de aquí! La tentación de mirar el ordenador de mi enemiga o del origen de mi mal, se hace demasiado grande y mi paranoia crece. Y mi cabeza chilla "me quiero ir, me quiero ir, me quiero ir". No puedo mirar a la profe porque levantar la mirada es ver su pantalla. Para colmo solo puedo oír miles de teclas entre las mías siendo golpeadas con furia en una melodía infernal que me produce cierta histeria. Y a tres minutos de acabar la clase acabo mi actualización. Ya veo que faltaré mucho a esta asignatura.

Estudiante a peregrino

No hay comentarios:

Publicar un comentario