"La voluntad, el deseo de vivir es tan fuerte en el animal como en el hombre. En el hombre es mayor la comprensión. A más comprender corresponde menos desear. Esto es lógico y, además, se comprueba en la realidad. La apetencia por conocer se despierta en los individuos que aparecen al final de la evolución, cuando el instinto de vivir languidece. El hombre, cuya necesidad es conocer, es como la mariposa que rompe la crisálida para morir. El individuo sano, vivo, fuerte, no ve las cosas como son, porque no le conviene. Está dentro de una alucinación. D. Quijote a quien Cervantes quiso dar un sentido negativo, es un símbolo de la afirmación de la vida. D. Quijote vive más que todas las personas cuerdas que le rodean, vive más y con más intensidad que los otros. El individuo o el pueblo que quiere vivir se envuelve en nubes como los antiguos dioses cuando se aparecían a los mortales. El instinto vital necesita de la ficción para afirmarse. La ciencia, entonces, el instinto de la crítica, el instinto de la averiguación debe encontrar una verdad: la cantidad de mentira que es necesaria para la vida."
Pío Baroja, El árbol de la ciencia. Cuarta parte: Inquisiciones. III. El árbol de la ciencia y el árbol de la vida.
Fénix alucinándose
Pío Baroja, El árbol de la ciencia. Cuarta parte: Inquisiciones. III. El árbol de la ciencia y el árbol de la vida.
Fénix alucinándose
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