Subiendo una escalera interminable
el trepador miró hacia abajo:
"cuán bello hubiese sido no haber comenzado".
Porque creía que estaba muy arriba,
y no se veía el final.
¿Cuantos compañeros habían caído?
No los contaba ya.
Aquella era la carrera de la vida.
Un laberinto sin fin.
Y quien más dio más perdió.
Fue rico un día y hoy ya no lo sabe.
Todo comenzó con una multitudinaria expedición,
y sus esfuerzos fueron tan heroicos como sus errores,
pero solo él sabe la trayectoria que siguió
por los intrincados pasillos del lenguaje.
Creía que estaba ascendiendo,
ahora no sabe si desciende,
seguro que continua caminando,
guiado por su vituperado instinto.
Y quien más dio más perdió.
En los rincones más inesperados,
suele reaparecer un viejo avituallado amigo,
quien perdido como él,
a veces pasa de largo,
o descansan juntos un rato de sus fantasmas.
Un soberbio viaje en la Torre de Babel,
pues así es la vida,
y los enemigos de hoy
pueden ser los amigos del mañana.
¿Quien más dio más perdió?
Nunca hay garantías pero, ¿te apuntas?
Y así comenzó todo.
Fénix de Babel
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