Botas, Vincent Van Gogh
Caminante, ha sido un largo viaje,
ya has llegado a tu hogar.
Las manchas en tus botas revelan cada aventura,
el polvo de los senderos tortuosos de montaña,
la sangre de los enemigos abatidos a puntapiés,
el descolorido cuero por el agua marina
cuando te lanzabas en busca del compañero caído.
El barro seco en las suelas apenas ya visible
me hablan de intemperie y libertad en los robledales
donde tocabas tu armónica para el horizonte.
Los cordones como ramitas deshojadas
dejan atrás un amor en cada puerto.
El ilustre desgaste de la vida,
la épica no reconocida de un héroe silencioso,
la culpa de un pirata sin absolución,
padre nómada por muchos nombres conocido,
matatiranos por muchos países perseguido,
grandes hazañas mal cantadas y peor entendidas.
Tus mejores testimonios son tus botas:
dos amigos inseparables explican ahora tu historia.
Descansan en tu lugar al que regresar,
viejos campos de flores en primavera.
Ellas son tu Odisea y tu su Ulises.
Fénix
Caminante, ha sido un largo viaje,
ya has llegado a tu hogar.
Las manchas en tus botas revelan cada aventura,
el polvo de los senderos tortuosos de montaña,
la sangre de los enemigos abatidos a puntapiés,
el descolorido cuero por el agua marina
cuando te lanzabas en busca del compañero caído.
El barro seco en las suelas apenas ya visible
me hablan de intemperie y libertad en los robledales
donde tocabas tu armónica para el horizonte.
Los cordones como ramitas deshojadas
dejan atrás un amor en cada puerto.
El ilustre desgaste de la vida,
la épica no reconocida de un héroe silencioso,
la culpa de un pirata sin absolución,
padre nómada por muchos nombres conocido,
matatiranos por muchos países perseguido,
grandes hazañas mal cantadas y peor entendidas.
Tus mejores testimonios son tus botas:
dos amigos inseparables explican ahora tu historia.
Descansan en tu lugar al que regresar,
viejos campos de flores en primavera.
Ellas son tu Odisea y tu su Ulises.
Fénix
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