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lunes, 24 de mayo de 2010

En Perdidos todos nos perdemos y todos nos reencontramos

Sin sentido. No se han dado las respuestas. Incoherente. Se les ha ido de las manos.

Sí, todo eso es cierto. Pero como dice Cristian Shepard al final: "Todo es real", aunque para Jack, como para todos, nada lo parezca. Porque la vida es así de incoherente, sin sentido y, sobre todo, no da respuestas a muchas preguntas. En otras palabras, Lost recrea la experiencia de vivir, un mundo que se nos escapa, donde como dice Hugo a Sayid en uno de los momentos más magistrales del final: "Te han dicho que eres mala persona. Y te lo han dicho tantas veces que te lo has acabado creyendo. Pero no debes consentir que nadie te diga cómo eres. Eso lo decides tú."


¿La Isla? Es el espacio sublimado donde se maxifican esas experiencias hasta trascenderlas y convertirlas en algo místico y superior precisamente por su intensidad. Un reality show muy sofisticado. Donde los milagros, fantasías, pesadillas y delirios se vuelven realidad. Paraíso e Infierno al mismo tiempo.

Perdidos es pues la experiencia de vivir, un viaje lleno encuentros y desencuentros, de buenos que se vuelven malos y luego otra vez buenos y así constantemente, porque esa es la condición humana, y todo es gris y ambiguo porque todos estamos cambiando sin parar y también nuestro contexto. Las experiencias, los recuerdos, las vivencias, las memorias de la vida, los instantes acumulados con sitios y personas... es lo único que nos llevamos, y es lo que queda al final de la serie: un espacio de comunión y reencuentro de las vidas pasadas entrelazadas en una maraña de historias compartidas, de amores, amistades y odios que se van redefiniendo sin parar.

Lo que cautiva de Perdidos es la recreación de la experiencia de los personajes, que somos todos, con los que de muchas formas nos sentimos identificados. Con sus anhelos, terrores, crímenes, errores y virtudes, la preciosidad y riqueza de miles de situaciones humanas tratadas con la complejidad o simpleza como las vivimos gracias también a unos actores cuyas interpretaciones son sublimes.

Es arte porque es sugestión ante todo. Y aunque ahora muchos la odiemos porque sintamos que los productores nos han estafado y jugado con nosotros solo puedo decir que una vez más han demostrado su grandeza. Porque esa sensación también es fundamental en la experiencia de vivir. Y todo se acaba y tiene su fin por muy decepcionante que resulte. Y a pesar de ello, continuamos cayendo en la trampa, incluso aquellos que más se quejan de la caída de la serie y la pérdida de su esencia y al final todos deseamos con todas nuestras fuerzas que la serie continúe, esperando unas respuestas que nunca llegarán porque nadie las tiene. Incluso los dioses se preguntan por qué.

La necesidad de respuestas y dar sentido a todo siempre nos acompañará, pero la realidad no es coherente y cerrada, y un final así tampoco lo habría querido nadie. Y si se les ha ido de las manos es porque el mundo que han creado era demasiado grande y complejo y como dioses su creación ha acabado independizándose de ellos, porque ha sido un fenómeno mundial y en Perdidos todos nos perdemos y todos nos reencontramos.

Y yo, pues, no había llorado y reído tanto al mismo tiempo en la tele nunca.

Lost Fénix

3 comentarios:

  1. Vaaamos hombre! No te veía yo a ti como un lostie, pero bueno...
    Últimamente me canso de ver como mucha gente babea con Lost, cuando creo firmemente que deja mucho que desear: ni los guionistas no sabían en casi ningún momento a dónde iba la historia, ni los actores eran gran cosa; era facilona y previsible, porque sólamente se movía a base de giros inesperados, sin explicación alguna. Ponerla a la altura de las ficciones excelsas es banalizar series como Los Soprano, The Wire, Mad Men o Deadwood. Te las recomiendo encarecidamente.
    En fin, Lost, si pasa a la historia de la televisión, será por la cantidad de seguidores y la mediatización de éstos, pero no por su calidad. En cambio, las series que te he mencionado antes -sobretodo las dos primeras- pasarán a la historia del cine.

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  2. Por cierto, soy el Dani de la uni.
    [Y perdona por mi perorata...]

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