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domingo, 18 de abril de 2010

Balbuceos júnior

Balbuceos júnior fue un hombrecillo nacido abruptamente de cierto atoramiento mental tras un somero tentempié tardío de fuet pan y tomate y algo de Coca-Cola. Fue una tarde de primavera, de abril concretamente, en medio de un tiempo meterológico convulso, loco mediterráneo. Nada más nacer ya le picaba la cabeza y se rascaba la barba estirando de la piel de sus mejillas con tediosos y suaves pellizcos. Allí estaba él, de pie, con casi dos metros de altura mirando la acera bañada por un sol intenso y deseando hundirse en una refrescante ducha tras aquel mugriento parto. Apoyaba sus brazos sobre el mostrador para evitar derretirse y con una cierta sensación de flaqueo en sus piernas, como si todo un abismo se extendiese por debajo de ellas.

Le llamaron así porque cada vez que tenía que dirigirse a alguien utilizaba cinco o cuatro palabras rituales y monotemáticas sin apenas vocalizar, abúlicas, arítmicas y tropezantes. Le mantenía en pie una musiquilla que sonaba de fondo bastante tranquilona a la par que animadilla, entre tropical veraniega y fiestero-hawaiana que le invitaba tumbarse bajo aquella misma acera torrarse cual gamba desubicada y arrastrándose sedienta, acalorada y bailante cual gusano-chicharresco atolondradillo.

Fénix playero

1 comentario:

  1. noveas... desde cuando tomas lsd para escribir¿? para mi gusto la idea es buena y original (me gusta) pero te pasas d confuso..! igualmente, sé que lo escribiste tal cual te dio la gana en aquel momento, asi que nada que decir..!
    J.Y.

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