-Una aventura de Maite Quila, la telefonista generala en “humor implacable”:
-Hola, es la embajada de Laos?
-No, telep…
-Pues póngame uno de chocolate y vainilla…!! Ja-ja-ja-ja
-De acuerdo, apuntado. Una tarrina grande de helado de chocolate y vainilla, deseará algo más?
-No, no… que era coña, que yo no llamaba para…
-Ah, no se preocupe: ya hemos localizado su número y me sale la dirección en pantalla. Desea algo más?
-Pero que no…
-Muy bien, pues serán 3’75 más el plus de 3 euros por broma estúpida, total 6’75. Cómo piensa pagar?
-Oye tía…! que…
-Que cómo piensa pagar, joder?!
-…con diez euros…
-Muchas gracias por su llamada, buenas noches!
-Repartidor nº8:
Le abre una chica morena con el pelo recogido, de bellos rasgos y mirada inquietante, que lo repasa de arriba abajo. Al repartidor nº8 se le empiezan a encender las orejas:
-Hola, buenas. Aquí… (lidia con la bolsa térmica para sacar las dos pizzas. Parece que le cuesta) aquí… ahora, joder! Perdón, aquí traigo las dos pizzas medianas.
-Muy bien, muchas gracias..!
-De nada. (se la queda mirando, un poco nervioso. Ella también lo mira a él)
-Ehmm… bueno, y cuánto es? (el repartidor nº8 da un respingo)
-Ah, sí, sí! Perdona, estaba… bueno, son… euhh (mira el ticket) 34’25.
-34’25?
-Psí… (vuelve a mirar el ticket) No-no, perdona! Ése es el cambio, 15’75, por favor.. Perdona! (la chica le sonríe)
-No pasa nada… (saca su cartera y empieza a sacar el dinero. El repartidor se asoma un poco y se da cuenta que ella está viendo el partido).
-Oye, perdona… no sabrás cuánto van?
-0-1, gana el Barça.
-Genial! Quiero decir… si uno es del Barça, claro.
-Yo soy del barça. (se sonríen)
-Estupendo! Porque mira… (el repartidor nº8 se levanta el jersey y deja ver su camiseta azulgrana).
-Vaya! Qué bueno!
-Sí, los dos somos del Barça, eh…?
-Oye, vienes ya o quéee!?! (voz inequívocamente masculina desde el salón. Ella le da el dinero)
-Ya… lástima que mi novio sea del Madrid. Hasta luego.
-Hasta… (cierra) …luego.
-Una aventura de repartidor nº3, el heavyata zombificado en “cambio de aires”:
-Hijo mío, vale que todo lo que seas en la vida es un repartidor de pizzas pero… de verdad tienes que ir con esos pelos?
-Mmm… quizá tengas razón, mamá: me voy a hacer un cambio de look.
Aquella noche el repartidor nº3 entró a trabajar como siempre, hizo unos cuantos pedidos y le zumbó todo lo que pudo a la moto de vuelta a la tienda, pero como iba zombificado escuchando su música zombificante en los cascos, no se percató del inmenso camión de basuras que se interpuso entre él y su destino. Lo llevaron al hospital. Horas más tarde, salía de allí con la baja laboral pero, lamentablemente, le habían tenido que amputar las dos piernas, tenía la cara desfigurada e incluso se le habían fusionado los codos formando un ángulo extraño (excepcional caso médico). Fue en silla de ruedas a despedirse de sus compañeros de trabajo y se encontró a Timo Robespiérez, el repartidor sagaz:
-Hostia, repartidor nº3… pero qué cojones te ha pasado que no te reconozco?!? Ah, sí: te has cortado el pelo.
-Una aventura de Ataúlfo Benganítez, el repartidor cobarde en “error por comisión”:
-Buenas noches, caballero! Vamos a ver qué tenemos por aquí… de momento coja esta bolsa con las dos latas de cerveza, por favor…
-Dos latas de cerveza, muy bien.
-Sí, y aquí la pizza familiar que ha pedido, de acuerdo?
-Oh, muchas gracias! Cuánto es?
-Pues 21’50, si es tan amable.
-Desde luego..! Mari Paqui, ven un momento a sujetarme la pizza que le pague al muchacho, haz el favor!
Mari Paqui viene y abre la pizza mientras el señor saca el dinero de la cartera.
-Por el amor de Dios, Rigoberto! En esta pizza hay una paloma muerta!!
-Cómo?!
Rigoberto mira la pizza y, efectivamente, encuentra una paloma muerta en el centro de la misma. La cara de viejuno se le enciende de ira demoníaca y centra la mirada colérica en el pobre repartidor.
-Vamos a ver, pero esto qué cojones es chaval!?!
-Yo… yo, lo siento caballero…
Rigoberto empieza a gesticular incontroladamente, a señalarlo con el índice y a soltar tres perdigones a razón de sílaba.
-Cómo que lo siento ni ostias!!? Pero esto es una vergüenza, esto es un insulto!! Me cago en Dios, chaval explícate o te juro que…!!
-Señor, caballero… y-yo, tranquilícese por favor… esto no es mi culpa, yo no sé cómo habrá llegado hasta ahí y yo…
-Una paloma muerta, una paloma muerta!! Por el amor del cielo, pero en qué mundo vivimos??! Te voy a cortar los huevos, chaval. Estás muerto.
-Caballero, oiga… por favor!! Que esto no es mi culpa, que yo sólo soy el que la traigo y…! Por favor no me mateee!
Ataúlfo Benganítez se arrodilla y el viejo le coge la cara con la mano para que lo mire a los ojos:
-A ver chaval… mírame. Ahora mira a mi mujer (que está escandalizada, pero con el repartidor). Dime: te parecemos un matrimonio que va comiendo palomos muertos en las pizzas?
-N-no, no! Por favor, por favor….
-Deja de lloriquear y vamos a hacer una cosa. Levántate. Mira, ahora mismo tú vas a coger esta pizza y te la vas a llevar directa a tu jefe, de acuerdo?
-S-sí, pero por favor no me haga daño, yo…
-Caaaalla! Que aún no he acabado. Se la llevas a tu jefe y le dices de mi parte que sea la última vez que pasa una cosa así, o tendremos más que palabras, sí?
-Sí, sí, sí, por supuesto yo se la llevo, caballero, yo…
-Y luego, coges la pizza de pene de camello podrido y vómito de hiena famélica en salsa de semen de esturión pernambucano y nos la traes, de acuerdo?
-Otra aventura de Carlitos Soplagáitez, el telefonista guasón en “a la carta”:
-Telepizza, buenas noches?
-Buenas! Mire, es la primera vez que llamo, estoy con unos amigos y la verdad que no sabemos qué pedir.
-Mmmm…
-A ver, según esta publicidad… cómo está la pizza hawaiana?
-Uff, malísima, incomestible, no se la daría ni a un perro.
-Vaya, vaya, entonces… qué tal la rolling pizza?
-Realmente vomitiva, el queso parece semen de toro y los condimentos mocos de burra.
-Ya veo… entonces la margarita es mejor opción?
-Hombre, es mejor opción siempre y cuando uno desee que le realicen un buen lavado de estómago.
-Pues entonces qué me recomienda?
-Heligoland.
-Qué?
-El último disco de Massive Attack, buenísimo.
El Rapsoda de la ignorancia
todos los repartidores salen puteados! Yo conozco al repartidor numero 8 y me siento plenamente identificado con él.
ResponderEliminarJajaja! La historia de la tía buena me suena de algo! Jejej, sigue así tío! Me encantan los relatos de los telepizza's deliveries!
ResponderEliminarかっぷる