Si en tu camino te encuentras al borde de un precipicio solo puedes saltar, bordearlo o retroceder. Ese hombre estaba en el borde y rodeándolo, regodeándose en el vértigo, en un mareo y pánico delirante. Obsesión de su imaginación: ¿qué había más allá? Muerte y vida. Saltar, caer, volar, el viento gélido y cortante, las rocas afiladas en una oscuridad insondable, suspendido en un terror oceánico, nada a lo que aferrarse, ahogo y al final otro mundo.
Fènix rememorativo
tu mejor entrada original en tiempo, en mi opinion. por breve, dos veces buena
ResponderEliminarJ.Y.