Quillos, pelaos, canis, cholos, merdellones, suprimo, surmano… Tienen mil denominaciones pero comparten un rasgo en común: la falta de respeto por todo lo que les rodea. Y cuando decimos todo es TODO. ¿Es posible que un chaval con cadenas de oro como sogas, anillos del tamaño de cromos y aros en las orejas donde se podrían posar loros tropicales sea una persona de bien y respete las normas? Sí, es posible. Pero ya no sería quillo. O, al menos, cien por cien.
Apadrina un quillo y dales una educación; todos tenemos derecho a una y a ellos se les ha negado. Estarás haciendo un bien para la sociedad, ¿y lo íntegro/a que te sentirás luego contigo mismo/a?
Eso sí, debes saber que el tiempo y el esfuerzo necesarios serán colosales y también deberán serlo tus conocimientos, ya que necesitarán de intervención en campos muy diversos: educación especial, logopedia, integración social, maestro de autoescuela, historiador, profesor de anatomía… ¿Cómo si no íbamos a explicarles que el cerebro se encuentra en la cabeza, y no en el codo, para que se coloquen correctamente el casco? O que la moto está diseñada para circular sobre dos ruedas y no una. Que la distancia entre los bajos del coche y el suelo YA es la correcta, y no hace falta bajarle los faldones del coche, con la consiguiente incapacidad para circular sobre badenes, carreteras con baches o bajar una acera (es decir, en cualquier ciudad del mundo). Que el pictograma en el metro y vagones de tren con un cigarrillo y una cruz roja enorme que lo tacha no es arte abstracto, y significa NO FUMAR. O por ejemplo la enorme contradicción que existe entre sus orígenes (la mayoría emigrantes trabajadores honrados de fuera de Catalunya) y sus ideales fachas, de vivaespañismo, un racismo sin límites que sin embargo no logra disimular que se llevan bien con los mohameds que les pasan el hachís y que realmente desearían ser gitanos, como demuestra su inagotable espolio de gustos musicales, cultura y vocabulario. Cómo si no, señores, íbamos a saber que “queli” significa “casa”, “po cómeme to la polla/ to’l coño” es utilizado como respuesta cuando no han entendido lo que has dicho, y “déjame un leuro ermano” es una frase usada para entablar una pelea. Que el móvil tiene la ultra-innovadora función de poder bajar el volumen de la música y no solamente subirlo o, en su defecto, acercarlos al siglo XXI introduciéndoles en el maravilloso mundo de los cascos para escuchar música. Que no hay ningún decreto que obligue a los ciudadanos a darles un cigarro, incluso si éstos ciudadanos fuman, y que no estamos en el lejano oeste como para que anden como pistoleros. Que no es necesario hacerse respetar por la calle aguantando la mirada hasta a las madres con carricoches y a los viejos en silla de ruedas, lo cual además produce unas severas lesiones en los músculos del cuello debido a las fuertes torsiones de casi 180º a las que se ven sometidos dado el esfuerzo que supone aguantar la mirada incluso cuando los has sobrepasado y estás casi en tu casa, y que acaba degenerando fácilmente en una tortícolis crónica. Y que “olé tu uevo” no significa ni gracias, ni ánimo. O simples lecciones matemáticas para mejorar sus conceptos de igualdad y cobardía/valentía: CUATRO canis pegándole el palo a UN tío NO está equilibrado, y TRES pelaos con navajas contra DOS tíos desarmados NO tiene mérito. Ni que el concepto de hombría percibido por el sexo contrario sea proporcional a la cantidad de insultos de temática sexual que le puedas escupir en el menor tiempo posible (véase “te comería el coño y me cosería el culo pa no cagarlo, niñaa!”, por ejemplo). Y que los chándales se usan principalmente para hacer deporte y estar por casa, no para: el día a día, trabajar, ir a la escuela, el día a día, fumar porros en la plaza, ir a la comunión de tu sobrina, ducharse, el día a día, comer en casa de tu abuela, dormir, ir a una entrevista de trabajo, el día a día, ir al cine, acudir a tu propia boda… en fin. Y que las gorras rosas, las camisetas de tirantes cuatro tallas más pequeñas y las bambas con quince centímetros de muelles las dejamos para Carnaval. O que no tenemos ninguna enfermedad neurodegenerativa ni ningún tipo de vínculo familiar como para que al final de cada frase producida se refieran a nosotros como “lokóh” o “primoh”.
Pero no todo lo que aportan los quillos es necesariamente negativo. Nosotros también tenemos mucho que aprender sobre su cultura. Por ejemplo, debemos postrarnos ante la creación de un nuevo idioma: el Surmanio. El Surmanio, al igual que ocurrió con el nacimiento del castellano a partir del latín, proviene de los más bajos sustratos del andaluz (o eso es lo pretendido), mezclado con jerga caló y una progresiva eliminación de las consonantes intervocálicas para repeler cualquier pretendido neófito en la materia. ¿A qué si no, se podría deber que escuchemos en un mismo vocabulario expresiones como “que dise er tio?” a modo de “hola”, “jambo” al referirse a cualquier sujeto o “neeeengg”, único préstamo procedente del catalán, que indica el rango en la escala de suprimismo o surmanismo en relación a la cantidad de rato que mantengas la “e” del “neng” (a mayor rato con la e mantenida, mayor jerarquía en la escala cani). El Surmanio debe su nombre a la expresión “su hermano” adaptada del castellano, lenguaje originario. Gracias a esto, hemos tenido acceso a una parte importante de la gramática y léxico surmanio, al descubrir que: “tu sae quién e mi primoh?” es una frase utilizada para intimidar al personal, y con “tu que la pegao a mi primo?” uno no debe sentirse calumniado: NUNCA es su primo, es más, se han visto una vez.
Otro rasgo característico del surmanio es la sustitución del fonema “r” en detrimento de la “l” actual en el determinante artículo; de esta manera, al referirnos a nuestros primos lo haremos como “er Rober” o “er Mígue”. De la misma forma, “sae k te kieo desí o no” es una coletilla habitual utilizada por estos magnates de la cultura; se cree que su uso es debido a que, dado su alto coeficiente intelectual, tienen que asegurarse que los interlocutores han entendido bien su explicación antes de pasar a la siguiente.
Según estudios oficiales de la RAE (Real Academia de la lengua Española), en unos cincuenta años el castellano como tal habrá desaparecido y todos hablaremos Surmanio.
Pero toda nueva lengua necesita de una escritura… mejor! Y aquí entra una de las mayores genialidades jamás concebidas por los canis: la escritura chola. Por eso queda más que demostrado que hace falta un intelecto superior como para ser capaces de encriptar cualquier mensaje (por simple que sea) con la finalidad de ser entendido exclusivamente por interlocutores que dominen esa misma forma de escritura. La gracia consiste en que, contrariamente a lo que sucede en el lenguaje oral, aparezcan el mayor número de consonantes posibles, hasta el punto de que parezca alemán y sea ininteligible. De la misma manera, en oraciones cortas que no permiten demasiado tunning morfológico, se optará por rellenar con simbología quilla y emoticonos absurdos que no vienen al caso. Así, si deseamos escribir por ejemplo, “la cuchara”, deberá leerse: =A= (kk) (L) lAaaÁhh ;) ¬¬ Ks$haRrÁaahh (tkk) :O xD =A=. Como bien os habréis fijado, los pros son abundantes: la escritura es jeroglífica y solo puede ser descifrada por otro quillo, desarrolla la imaginación y la creatividad y es macarra a piñón; por contra: necesitas dos horas y media para expresar una frase simple de cuatro palabras.
Del mismo modo, un quillo que se haga respetar entre sus iguales necesita de un nombre bien potente para ser identificado y entrar en la escala quíllica. El Surmanio ofrece amplias opciones creativas ajustadas a unos pocos pasos que todos podemos seguir, a saber: primero de todo necesitamos saber nuestro nombre; si no es un nombre cholo (o susceptible de serlo) como Jonathan, Kevin, Miguel, Roberto, Pablo, Juan o demás, podemos adoptar uno de estos sin problemas. El segundo paso es adaptarlo al Surmanio acortándolo, porque como ya sabemos la principal regla del lenguaje oral se basa en que cuanto más cortas y vocálicas sean las palabras, mejor. De esta forma, los nombres anteriormente citados quedarían más o menos así: Jona, Kevi, Mígue, Rober, Juanito, etc. Ahora ya tenemos el nombre, no olvidemos añadirle el mencionado artículo surmanio: “er”. Una vez llegados a este punto, y para distinguirnos del resto de Jona’s, Jenny’s y Rober’s, debemos seleccionar un adjetivo potente que nos identifique, y debe encontrarse en esta lista: moreniko, rubiko o pelirrojiko (éste último para canis jefes solamente, dado que es muy fácil que no se te respete de buenas a primeras con él) shulo, reshulón, reshulako y reggaeton (no es un adjetivo, pero sirve). Los pelaos más respetados tienen licencia para pillar hasta dos de estos adjetivos en un solo nick, aunque es nivel muy avanzado en la jerarquía cani. Ya casi estamos: lo siguiente es hacer un tributo al agujero del cual salimos, y si no es una ciudad quilla por excelencia, pon una de éstas igualmente: Sabadell, Rubí, l’Hospitalet, Badalona, Cornellà. ¡Ya estamos, quinqui! Lo último que nos queda, para tunearlo un poco, es personalizarlo con uno de nuestros exquisitos lugares de reunión entre suprimos habitual: Pont Aeri, Scorpia, Area, Xque, Space of Sound, la Madame. O si somos quillos más del tipo tiraos de barrio, también són aptas las marcas deportivas que vestimos: Adidas, Nike, Londsdale, Alpha o Kolapso. ¡Y listo, ya tenemos un lugar en la escala cani, ya podemos salir a la calle y que nos identifiquen los coleguitas! Sería más o menos así:
-Ira, primo, ande viene [[//éEëR 7 =A= xDD (L)@(L)# RöÓBbbÉehHh# (S) %XQUE%7 (MmóR€€nIK0700ooO0hh(F)7 =A= (viv@españa)/= RrE€Ss$hhuLÓnnNG! ¬¬’ 7(tkk vane) *] DdÉ€ //:O S$sh/aÄ0=A=BAdée€hhH!(L)Ç}7//]]
(Si habéis identificado “er Robeh morenikóh reshulong de Sabadeh” aquí os felicito y os hacéis una idea de lo que me ha costado escribirlo, fuera bromas!)
Ahora ya tienes la información cultural necesaria sobre los canis, sólo te falta identificarlos: Normalmente suelen ser sujetos de estatura modesta, pues al tiempo que dejan el biberón se enganchan irremediablemente al tabaco y a destrozarse en los gimnasios, actividades muy recomendables cuando no se quiere superar el metro sesenta y cinco de altura. Pero este defecto es compensado con grandes bambas de muelles o cámaras de aire a modo de botas drag-queen pero más callejeras, que les otorgan los de diez a veinte centímetros restantes necesarios (sí, de diez a VEINTE cm). Otro rasgo anatómico identificativo es que siempre procuran mantener las extremidades alejadas del tronco, me explico: andan con las piernas separadas por si tienen que echarse a correr para apalizar a alguien e igualmente sucede con los brazos, aunque en este caso es debido a que la masa muscular de los bíceps rebota contra el tronco y hace que el antebrazo no se pueda acercar a éste. En la fisonomía facial, cabe destacar los ojos desorbitados y el tabique nasal torcido, hundido o inexistente, ambas taras producidas por el consumo indiscriminado de cocaína, o “farlopa” o “farla” como se diría en surmanio. Cabe destacar el moreno ultra-bronceado-12-meses-al-año que suelen dar las 15 horas de calle diarias, y que no es otra cosa que complejo hacia los gitanos por ser, al fin y al cabo, de origen piel-pálida. Respecto a la cabeza, cabe destacar el exitoso y nunca pasado de moda peinado estilo sartén hecha trizas o cenicero, consistente en dejarse unos pelos absolutamente ridículos alrededor del cráneo que se mantienen permanentemente erguidos pase lo que pase (extraño fenómeno estudiado por científicos de alrededor del mundo, que corroboran que solamente se da en suprimos, pues en las personas normales con la gomina de toda la vida no aguantan tiesos, pruébenlo si no). Si estos pelos están pintados de colores también ridículos, como el amarillo fosforescente, mejor. Como alternativa surgida hace poco, encontramos también el peinado al estilo periquito o cacatúa, consistente en un tupé de aproximadamente dos palmos de altura (sin exagerar), con el resto de cabellos pegados estratégicamente al cráneo con grandes dosis de brillantina y horterismo. Es un peinado popularizado por Cristiano Ronaldo, y al cual admiro sinceramente, porque no me explico cómo un tupé tan desproporcionado puede mantenerse erecto sin que se mueva ni un solo pelo cuando yo tendría que alisármelos y darles dos horas de plancha para que queden un poco tiesos, y ni por esas. (Otra inequívoca prueba de la inteligencia superior del surmanismo, dado que han desarrollado una contra-teoría que tira por tierra la ley de la gravedad del friki de Newtong). También encontramos los clásicos peinados de “el último mohicano” (especialmente dañino a la vista) y “Camarón”.
Por lo que respecta al atuendo, los identificaremos rápidamente por el típico pantalón Adidas dos tallas más pequeño con las cremalleras posteriores desabrochadas, dejando ver los calcetines blancos y las bambas de muelles Nike originales, y unos chándales igualmente pequeños Adidas, Nike o marcas más cholas como PitBull o Londsdale. En invierno, la Alpha (anteriormente conocida como Bomber) es de uso obligatorio, así como las camisetas de tirantes ajustadas hasta el punto de no permitir una respiración normal en épocas de verano.
Ya puedes identificar al pelao por su atuendo y su fisonomía, ahora pon atención a los complementos: el quillo debe ir como su coche: completamente tuneado. Tatuajes insultantemente horteras (preferiblemente dragones, letras chinas que no saben lo que quieren decir, conejos de playboy y motivos talegueros que demuestren su dureza, u horribles “retratos” de su madre, su novia, su hermana o Jesucristo para que veamos su lado más sentimental y pasional), aros, pendientes, pulsares, collares, cadenas, sellos, nomeolvides, anillos, pulseras, cordones o cualquier cosa que te puedas poner y esté pintada a fin de que parezca de oro auténtico. Recuerda: nada de plata. Todo oro falso (o verdadero, según tu rango en la jerarquía cani). Si lucen navajazos o, mejor, algún balazo, hablamos de quillos-máster. Y por supuesto piercings, muchos piercings; no importa si duelen, quedan bien o te desfiguran el rostro, es sólo el simbolismo (volvemos al tema inteligencia). Cuantos más piercings lleven, y en lugares más juntos, más puntos consiguen. Por ejemplo: un piercing en la boca, uno en la oreja y otro en la ceja: tres puntos. Dos piercings en las oreja y un aro de oro con cruz: cinco puntos. Cuatro piercings rodeando la boca: diez puntos! Y la reostia: cuatro piercings alrededor de la boca y dragón chino subiendo por el cuello: veinticinco puntos. (Escala real de valores en la jerarquía cani, avalada por un estudio de la Universidad Surmana de Cornellá).
Si los piercings están en lugares que no se ven a simple vista, no te preocupes, amigo cholo, valen igual e incluso más: pezones, nuca, brazo, punta del nabo. Todos aptos, todos geniales!
Como complementos también contamos sus mascotas (pitbulls que, preferiblemente, hayan agredido a uno o varios vecinos y con una orden de ejecución), que llegan allá donde ellos no llegan, y sus parientas: las cholas (este tema es tan amplio que daría para otra actualización entera).
Ya conocemos al cholo, su forma y sus gustos en el atuendo, profundicemos ahora en su territorio, ¿por dónde i cómo identificamos un quillo? Normalmente, los cholos se distribuyen en pandillas por las plazas de sus barrios. Los veremos sentados en el respaldo del banco con los pies en éste (¿hay una forma más estúpida de sentarse en un banco? Y ojo, que todos lo hemos hecho) y un porro o, en tiempos de crisis, un cigarro o varios a la vez en la boca. Por todo el oro que llevan encima, relucen a la luz del sol durante el día y a la luz de las farolas durante la noche, con lo cual es aconsejable protegerse los ojos cuando nos acerquemos a su grupo. Su dieta consiste exclusivamente en pipas saladas, con lo cual una alfombra de pelas de pipas nos indicará su posición exacta. Normalmente veremos también un coche con todas las puertas abiertas en medio de la misma acera para que no estén desprovistos de su música farlopera; de esta manera, si el pasar a su lado se hace obligado, a parte de las gafas de sol para que no nos deslumbren sus alhajas, recomendamos también unos buenos tapones de cera marca el “oso gris”. También veremos dos o más pitbulls/rottweilers/dobermans destrozándose la garganta a modo de divertimiento para los quillos y una manada de chavales de siete u ocho años que se dedican a insultar a las abuelas y pedirles fuego a los ciudadanos de bien: son los benjamines del grupo, los futuros amos del asfalto. Lo normal si no está la pelea de perros sería también una carrera en motos (haciendo el caballito, por supueso) allá donde los niños de preescolar juegan en la tierra o los abuelos descansan tranquilos, bajo amenaza de muerte a éstos si se les ocurre abrir el pico para quejarse. Una importante labor pro-social que desarrollan antes de irse de esas plazas o parques los quillos consiste en unas cuantas xibecas vacías y condones usados que se romperán y distribuirán estratégicamente por el entorno para que el resto de vecinos podamos sentirnos a gusto en el barrio. Para desplazarse entre esas plazas o parques, los cholos que no dispongan de moto trucada (normal tampoco vale) utilizan el metro o el tren, siendo fácilmente identificables porque son los ÚNICOS idiotas que fuman en él (a pesar de que normalmente ni fumen). La Universidad de Surmania también se jacta de haber creado el definitivo “hombre con banda sonora incorporada”, consistente en un móvil a todo trapo incorporado de serie en el quillo, que se activa en el vagón para que a todo el mundo le quede muy claro que le gustan Los Chunguitos, Camarón, Los Chichos, Don Omar y Nikky Jam.
Como aficiones cholas cabe destacar el drogarse más que comer, hacer botellón en la calle, dejar la escuela a una edad respetable (entre los cinco y los seis años está bien), procurar no trabajar nunca, y si lo haces, que sea para comprarte un coche tan potente que en la vida acabarás de pagar, tunear dicho coche si aún te sobra dinero, y sobretodo pegarle el palo a alguien para que te respeten, y provocar peleas callejeras, grabarlas con el móvil y colgarlas en youtube (pronunciado tal cual se escribe, si no, no vale).
Los podemos ver merodeando ciudadanos de bien cuando no andan demasiado colocados, y concentrados en macro-fiestas o raves, procurando siempre beber y drogarse a tope hasta perder cualquier rasgo de humanidad restante que les pueda asemejar a personas humanas y convertirse en sacos de mierda sin cerebro. (Vale, la verdad que ésta me la tenía guardada).
Así que éste, amigos, es el tratado de “apadrina a un quillo”. Por las razones expuestas, y muchas otras, debemos ayudar a paliar las anomalías educativas de este pobre pueblo, es responsabilidad de todos! Propón campañas para su integración en la sociedad! Anímate, apadrina a un quillo! A continuación, detallamos unas pequeñas excelencias de nuestro amplio catálogo entre las que nuestro querido cliente podrá seleccionar para apadrinar:
Apadrina un quillo y dales una educación; todos tenemos derecho a una y a ellos se les ha negado. Estarás haciendo un bien para la sociedad, ¿y lo íntegro/a que te sentirás luego contigo mismo/a?
Eso sí, debes saber que el tiempo y el esfuerzo necesarios serán colosales y también deberán serlo tus conocimientos, ya que necesitarán de intervención en campos muy diversos: educación especial, logopedia, integración social, maestro de autoescuela, historiador, profesor de anatomía… ¿Cómo si no íbamos a explicarles que el cerebro se encuentra en la cabeza, y no en el codo, para que se coloquen correctamente el casco? O que la moto está diseñada para circular sobre dos ruedas y no una. Que la distancia entre los bajos del coche y el suelo YA es la correcta, y no hace falta bajarle los faldones del coche, con la consiguiente incapacidad para circular sobre badenes, carreteras con baches o bajar una acera (es decir, en cualquier ciudad del mundo). Que el pictograma en el metro y vagones de tren con un cigarrillo y una cruz roja enorme que lo tacha no es arte abstracto, y significa NO FUMAR. O por ejemplo la enorme contradicción que existe entre sus orígenes (la mayoría emigrantes trabajadores honrados de fuera de Catalunya) y sus ideales fachas, de vivaespañismo, un racismo sin límites que sin embargo no logra disimular que se llevan bien con los mohameds que les pasan el hachís y que realmente desearían ser gitanos, como demuestra su inagotable espolio de gustos musicales, cultura y vocabulario. Cómo si no, señores, íbamos a saber que “queli” significa “casa”, “po cómeme to la polla/ to’l coño” es utilizado como respuesta cuando no han entendido lo que has dicho, y “déjame un leuro ermano” es una frase usada para entablar una pelea. Que el móvil tiene la ultra-innovadora función de poder bajar el volumen de la música y no solamente subirlo o, en su defecto, acercarlos al siglo XXI introduciéndoles en el maravilloso mundo de los cascos para escuchar música. Que no hay ningún decreto que obligue a los ciudadanos a darles un cigarro, incluso si éstos ciudadanos fuman, y que no estamos en el lejano oeste como para que anden como pistoleros. Que no es necesario hacerse respetar por la calle aguantando la mirada hasta a las madres con carricoches y a los viejos en silla de ruedas, lo cual además produce unas severas lesiones en los músculos del cuello debido a las fuertes torsiones de casi 180º a las que se ven sometidos dado el esfuerzo que supone aguantar la mirada incluso cuando los has sobrepasado y estás casi en tu casa, y que acaba degenerando fácilmente en una tortícolis crónica. Y que “olé tu uevo” no significa ni gracias, ni ánimo. O simples lecciones matemáticas para mejorar sus conceptos de igualdad y cobardía/valentía: CUATRO canis pegándole el palo a UN tío NO está equilibrado, y TRES pelaos con navajas contra DOS tíos desarmados NO tiene mérito. Ni que el concepto de hombría percibido por el sexo contrario sea proporcional a la cantidad de insultos de temática sexual que le puedas escupir en el menor tiempo posible (véase “te comería el coño y me cosería el culo pa no cagarlo, niñaa!”, por ejemplo). Y que los chándales se usan principalmente para hacer deporte y estar por casa, no para: el día a día, trabajar, ir a la escuela, el día a día, fumar porros en la plaza, ir a la comunión de tu sobrina, ducharse, el día a día, comer en casa de tu abuela, dormir, ir a una entrevista de trabajo, el día a día, ir al cine, acudir a tu propia boda… en fin. Y que las gorras rosas, las camisetas de tirantes cuatro tallas más pequeñas y las bambas con quince centímetros de muelles las dejamos para Carnaval. O que no tenemos ninguna enfermedad neurodegenerativa ni ningún tipo de vínculo familiar como para que al final de cada frase producida se refieran a nosotros como “lokóh” o “primoh”.
Pero no todo lo que aportan los quillos es necesariamente negativo. Nosotros también tenemos mucho que aprender sobre su cultura. Por ejemplo, debemos postrarnos ante la creación de un nuevo idioma: el Surmanio. El Surmanio, al igual que ocurrió con el nacimiento del castellano a partir del latín, proviene de los más bajos sustratos del andaluz (o eso es lo pretendido), mezclado con jerga caló y una progresiva eliminación de las consonantes intervocálicas para repeler cualquier pretendido neófito en la materia. ¿A qué si no, se podría deber que escuchemos en un mismo vocabulario expresiones como “que dise er tio?” a modo de “hola”, “jambo” al referirse a cualquier sujeto o “neeeengg”, único préstamo procedente del catalán, que indica el rango en la escala de suprimismo o surmanismo en relación a la cantidad de rato que mantengas la “e” del “neng” (a mayor rato con la e mantenida, mayor jerarquía en la escala cani). El Surmanio debe su nombre a la expresión “su hermano” adaptada del castellano, lenguaje originario. Gracias a esto, hemos tenido acceso a una parte importante de la gramática y léxico surmanio, al descubrir que: “tu sae quién e mi primoh?” es una frase utilizada para intimidar al personal, y con “tu que la pegao a mi primo?” uno no debe sentirse calumniado: NUNCA es su primo, es más, se han visto una vez.
Otro rasgo característico del surmanio es la sustitución del fonema “r” en detrimento de la “l” actual en el determinante artículo; de esta manera, al referirnos a nuestros primos lo haremos como “er Rober” o “er Mígue”. De la misma forma, “sae k te kieo desí o no” es una coletilla habitual utilizada por estos magnates de la cultura; se cree que su uso es debido a que, dado su alto coeficiente intelectual, tienen que asegurarse que los interlocutores han entendido bien su explicación antes de pasar a la siguiente.
Según estudios oficiales de la RAE (Real Academia de la lengua Española), en unos cincuenta años el castellano como tal habrá desaparecido y todos hablaremos Surmanio.
Pero toda nueva lengua necesita de una escritura… mejor! Y aquí entra una de las mayores genialidades jamás concebidas por los canis: la escritura chola. Por eso queda más que demostrado que hace falta un intelecto superior como para ser capaces de encriptar cualquier mensaje (por simple que sea) con la finalidad de ser entendido exclusivamente por interlocutores que dominen esa misma forma de escritura. La gracia consiste en que, contrariamente a lo que sucede en el lenguaje oral, aparezcan el mayor número de consonantes posibles, hasta el punto de que parezca alemán y sea ininteligible. De la misma manera, en oraciones cortas que no permiten demasiado tunning morfológico, se optará por rellenar con simbología quilla y emoticonos absurdos que no vienen al caso. Así, si deseamos escribir por ejemplo, “la cuchara”, deberá leerse: =A= (kk) (L) lAaaÁhh ;) ¬¬ Ks$haRrÁaahh (tkk) :O xD =A=. Como bien os habréis fijado, los pros son abundantes: la escritura es jeroglífica y solo puede ser descifrada por otro quillo, desarrolla la imaginación y la creatividad y es macarra a piñón; por contra: necesitas dos horas y media para expresar una frase simple de cuatro palabras.
Del mismo modo, un quillo que se haga respetar entre sus iguales necesita de un nombre bien potente para ser identificado y entrar en la escala quíllica. El Surmanio ofrece amplias opciones creativas ajustadas a unos pocos pasos que todos podemos seguir, a saber: primero de todo necesitamos saber nuestro nombre; si no es un nombre cholo (o susceptible de serlo) como Jonathan, Kevin, Miguel, Roberto, Pablo, Juan o demás, podemos adoptar uno de estos sin problemas. El segundo paso es adaptarlo al Surmanio acortándolo, porque como ya sabemos la principal regla del lenguaje oral se basa en que cuanto más cortas y vocálicas sean las palabras, mejor. De esta forma, los nombres anteriormente citados quedarían más o menos así: Jona, Kevi, Mígue, Rober, Juanito, etc. Ahora ya tenemos el nombre, no olvidemos añadirle el mencionado artículo surmanio: “er”. Una vez llegados a este punto, y para distinguirnos del resto de Jona’s, Jenny’s y Rober’s, debemos seleccionar un adjetivo potente que nos identifique, y debe encontrarse en esta lista: moreniko, rubiko o pelirrojiko (éste último para canis jefes solamente, dado que es muy fácil que no se te respete de buenas a primeras con él) shulo, reshulón, reshulako y reggaeton (no es un adjetivo, pero sirve). Los pelaos más respetados tienen licencia para pillar hasta dos de estos adjetivos en un solo nick, aunque es nivel muy avanzado en la jerarquía cani. Ya casi estamos: lo siguiente es hacer un tributo al agujero del cual salimos, y si no es una ciudad quilla por excelencia, pon una de éstas igualmente: Sabadell, Rubí, l’Hospitalet, Badalona, Cornellà. ¡Ya estamos, quinqui! Lo último que nos queda, para tunearlo un poco, es personalizarlo con uno de nuestros exquisitos lugares de reunión entre suprimos habitual: Pont Aeri, Scorpia, Area, Xque, Space of Sound, la Madame. O si somos quillos más del tipo tiraos de barrio, también són aptas las marcas deportivas que vestimos: Adidas, Nike, Londsdale, Alpha o Kolapso. ¡Y listo, ya tenemos un lugar en la escala cani, ya podemos salir a la calle y que nos identifiquen los coleguitas! Sería más o menos así:
-Ira, primo, ande viene [[//éEëR 7 =A= xDD (L)@(L)# RöÓBbbÉehHh# (S) %XQUE%7 (MmóR€€nIK0700ooO0hh(F)7 =A= (viv@españa)/= RrE€Ss$hhuLÓnnNG! ¬¬’ 7(tkk vane) *] DdÉ€ //:O S$sh/aÄ0=A=BAdée€hhH!(L)Ç}7//]]
(Si habéis identificado “er Robeh morenikóh reshulong de Sabadeh” aquí os felicito y os hacéis una idea de lo que me ha costado escribirlo, fuera bromas!)
Ahora ya tienes la información cultural necesaria sobre los canis, sólo te falta identificarlos: Normalmente suelen ser sujetos de estatura modesta, pues al tiempo que dejan el biberón se enganchan irremediablemente al tabaco y a destrozarse en los gimnasios, actividades muy recomendables cuando no se quiere superar el metro sesenta y cinco de altura. Pero este defecto es compensado con grandes bambas de muelles o cámaras de aire a modo de botas drag-queen pero más callejeras, que les otorgan los de diez a veinte centímetros restantes necesarios (sí, de diez a VEINTE cm). Otro rasgo anatómico identificativo es que siempre procuran mantener las extremidades alejadas del tronco, me explico: andan con las piernas separadas por si tienen que echarse a correr para apalizar a alguien e igualmente sucede con los brazos, aunque en este caso es debido a que la masa muscular de los bíceps rebota contra el tronco y hace que el antebrazo no se pueda acercar a éste. En la fisonomía facial, cabe destacar los ojos desorbitados y el tabique nasal torcido, hundido o inexistente, ambas taras producidas por el consumo indiscriminado de cocaína, o “farlopa” o “farla” como se diría en surmanio. Cabe destacar el moreno ultra-bronceado-12-meses-al-año que suelen dar las 15 horas de calle diarias, y que no es otra cosa que complejo hacia los gitanos por ser, al fin y al cabo, de origen piel-pálida. Respecto a la cabeza, cabe destacar el exitoso y nunca pasado de moda peinado estilo sartén hecha trizas o cenicero, consistente en dejarse unos pelos absolutamente ridículos alrededor del cráneo que se mantienen permanentemente erguidos pase lo que pase (extraño fenómeno estudiado por científicos de alrededor del mundo, que corroboran que solamente se da en suprimos, pues en las personas normales con la gomina de toda la vida no aguantan tiesos, pruébenlo si no). Si estos pelos están pintados de colores también ridículos, como el amarillo fosforescente, mejor. Como alternativa surgida hace poco, encontramos también el peinado al estilo periquito o cacatúa, consistente en un tupé de aproximadamente dos palmos de altura (sin exagerar), con el resto de cabellos pegados estratégicamente al cráneo con grandes dosis de brillantina y horterismo. Es un peinado popularizado por Cristiano Ronaldo, y al cual admiro sinceramente, porque no me explico cómo un tupé tan desproporcionado puede mantenerse erecto sin que se mueva ni un solo pelo cuando yo tendría que alisármelos y darles dos horas de plancha para que queden un poco tiesos, y ni por esas. (Otra inequívoca prueba de la inteligencia superior del surmanismo, dado que han desarrollado una contra-teoría que tira por tierra la ley de la gravedad del friki de Newtong). También encontramos los clásicos peinados de “el último mohicano” (especialmente dañino a la vista) y “Camarón”.
Por lo que respecta al atuendo, los identificaremos rápidamente por el típico pantalón Adidas dos tallas más pequeño con las cremalleras posteriores desabrochadas, dejando ver los calcetines blancos y las bambas de muelles Nike originales, y unos chándales igualmente pequeños Adidas, Nike o marcas más cholas como PitBull o Londsdale. En invierno, la Alpha (anteriormente conocida como Bomber) es de uso obligatorio, así como las camisetas de tirantes ajustadas hasta el punto de no permitir una respiración normal en épocas de verano.
Ya puedes identificar al pelao por su atuendo y su fisonomía, ahora pon atención a los complementos: el quillo debe ir como su coche: completamente tuneado. Tatuajes insultantemente horteras (preferiblemente dragones, letras chinas que no saben lo que quieren decir, conejos de playboy y motivos talegueros que demuestren su dureza, u horribles “retratos” de su madre, su novia, su hermana o Jesucristo para que veamos su lado más sentimental y pasional), aros, pendientes, pulsares, collares, cadenas, sellos, nomeolvides, anillos, pulseras, cordones o cualquier cosa que te puedas poner y esté pintada a fin de que parezca de oro auténtico. Recuerda: nada de plata. Todo oro falso (o verdadero, según tu rango en la jerarquía cani). Si lucen navajazos o, mejor, algún balazo, hablamos de quillos-máster. Y por supuesto piercings, muchos piercings; no importa si duelen, quedan bien o te desfiguran el rostro, es sólo el simbolismo (volvemos al tema inteligencia). Cuantos más piercings lleven, y en lugares más juntos, más puntos consiguen. Por ejemplo: un piercing en la boca, uno en la oreja y otro en la ceja: tres puntos. Dos piercings en las oreja y un aro de oro con cruz: cinco puntos. Cuatro piercings rodeando la boca: diez puntos! Y la reostia: cuatro piercings alrededor de la boca y dragón chino subiendo por el cuello: veinticinco puntos. (Escala real de valores en la jerarquía cani, avalada por un estudio de la Universidad Surmana de Cornellá).
Si los piercings están en lugares que no se ven a simple vista, no te preocupes, amigo cholo, valen igual e incluso más: pezones, nuca, brazo, punta del nabo. Todos aptos, todos geniales!
Como complementos también contamos sus mascotas (pitbulls que, preferiblemente, hayan agredido a uno o varios vecinos y con una orden de ejecución), que llegan allá donde ellos no llegan, y sus parientas: las cholas (este tema es tan amplio que daría para otra actualización entera).
Ya conocemos al cholo, su forma y sus gustos en el atuendo, profundicemos ahora en su territorio, ¿por dónde i cómo identificamos un quillo? Normalmente, los cholos se distribuyen en pandillas por las plazas de sus barrios. Los veremos sentados en el respaldo del banco con los pies en éste (¿hay una forma más estúpida de sentarse en un banco? Y ojo, que todos lo hemos hecho) y un porro o, en tiempos de crisis, un cigarro o varios a la vez en la boca. Por todo el oro que llevan encima, relucen a la luz del sol durante el día y a la luz de las farolas durante la noche, con lo cual es aconsejable protegerse los ojos cuando nos acerquemos a su grupo. Su dieta consiste exclusivamente en pipas saladas, con lo cual una alfombra de pelas de pipas nos indicará su posición exacta. Normalmente veremos también un coche con todas las puertas abiertas en medio de la misma acera para que no estén desprovistos de su música farlopera; de esta manera, si el pasar a su lado se hace obligado, a parte de las gafas de sol para que no nos deslumbren sus alhajas, recomendamos también unos buenos tapones de cera marca el “oso gris”. También veremos dos o más pitbulls/rottweilers/dobermans destrozándose la garganta a modo de divertimiento para los quillos y una manada de chavales de siete u ocho años que se dedican a insultar a las abuelas y pedirles fuego a los ciudadanos de bien: son los benjamines del grupo, los futuros amos del asfalto. Lo normal si no está la pelea de perros sería también una carrera en motos (haciendo el caballito, por supueso) allá donde los niños de preescolar juegan en la tierra o los abuelos descansan tranquilos, bajo amenaza de muerte a éstos si se les ocurre abrir el pico para quejarse. Una importante labor pro-social que desarrollan antes de irse de esas plazas o parques los quillos consiste en unas cuantas xibecas vacías y condones usados que se romperán y distribuirán estratégicamente por el entorno para que el resto de vecinos podamos sentirnos a gusto en el barrio. Para desplazarse entre esas plazas o parques, los cholos que no dispongan de moto trucada (normal tampoco vale) utilizan el metro o el tren, siendo fácilmente identificables porque son los ÚNICOS idiotas que fuman en él (a pesar de que normalmente ni fumen). La Universidad de Surmania también se jacta de haber creado el definitivo “hombre con banda sonora incorporada”, consistente en un móvil a todo trapo incorporado de serie en el quillo, que se activa en el vagón para que a todo el mundo le quede muy claro que le gustan Los Chunguitos, Camarón, Los Chichos, Don Omar y Nikky Jam.
Como aficiones cholas cabe destacar el drogarse más que comer, hacer botellón en la calle, dejar la escuela a una edad respetable (entre los cinco y los seis años está bien), procurar no trabajar nunca, y si lo haces, que sea para comprarte un coche tan potente que en la vida acabarás de pagar, tunear dicho coche si aún te sobra dinero, y sobretodo pegarle el palo a alguien para que te respeten, y provocar peleas callejeras, grabarlas con el móvil y colgarlas en youtube (pronunciado tal cual se escribe, si no, no vale).
Los podemos ver merodeando ciudadanos de bien cuando no andan demasiado colocados, y concentrados en macro-fiestas o raves, procurando siempre beber y drogarse a tope hasta perder cualquier rasgo de humanidad restante que les pueda asemejar a personas humanas y convertirse en sacos de mierda sin cerebro. (Vale, la verdad que ésta me la tenía guardada).
Así que éste, amigos, es el tratado de “apadrina a un quillo”. Por las razones expuestas, y muchas otras, debemos ayudar a paliar las anomalías educativas de este pobre pueblo, es responsabilidad de todos! Propón campañas para su integración en la sociedad! Anímate, apadrina a un quillo! A continuación, detallamos unas pequeñas excelencias de nuestro amplio catálogo entre las que nuestro querido cliente podrá seleccionar para apadrinar:
Posando con el instrumento cani de hacer amigos.
Innovador y maravilloso a partes iguales. Recomendémoselo a nuestras abuelas!
La colección Pokemon en oro contrachapado.
Este hombre tiene cara hasta de buena gente!
Boda cani: a la izquierda un calippo lima-limón y en el centro la expresión del novio-quillo impagable.
El cani más famoso de nuestro tiempo. Atención (cuando las gafas, pendiente y flor os lo permitan) en la gorra con "CR7", por si se le pierde al chaval quizás.
Jugando al fútbol pase, pero esa esa chulería y esa pose son más propias de la salida de Area Concor. Si me lo cruzara por la calle, probablemente echaría mi mano a la cartera.
Apadrina a un quillo no se refiere al sentido más global de la palabra, sinó al particular. No pretende insultar ni reirse de los quillos, solamente de los descerebrados que no tienen respeto y se creen que pueden hacer lo que les salga de los huevos y de los hijosdeputa que van pegándole el palo a la gente ya no por necesidad, sino por diversión. A estos va dedicada la entrada y a estos deberíamos apadrinar. Porque no todos los quillos son "malos", y aqui el menda ha vivido casi quince años en pl. españa sabadell e incluso ha tonteado con la estética y los ideales. Afortunadamente, todas las épocas malas acaban pasando ;)
ResponderEliminarJ.Y.
Muy muy divertido y con un gran potencial analítico, J.Y. Hoy me has hecho fan de tus entradas, y yo te voy a dar 8/10 puntos SÍ acumulables para días posteriores. Muy bueno, sí señor. Ve por esta línea, por favor!
ResponderEliminar(Escrito mientras me como una 2ª mandarina cedida por tí en tu casa)
Appak
ya lo creo. Me has hecho pasar un rato genial. Una capacidad de observadoción y un sarcasmo brutal. Toda una tribu urbana desnudada
ResponderEliminarI. O.