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martes, 16 de marzo de 2010

Gracias Pep Guardiola: El Caballero Blaugrana


Acaban de nombrar a Pep Guardiola Catalán del año. Siempre he dicho que no hay que tener ídolos, ni héroes, ni iconos porque no se debe mitificar a las personas, en todo caso son honrables sus actos y sus palabras, pero las personas son imperfectas todas y los monumentos a personas los he considerado siempre un error. Cuando tenía doce años leí en mi libro de texto de lengua catalana una entrevista que le hicieron y me impresionó ya entonces su madurez exempta de fanfarronería pero muy segura de sí misma. Me fascinó, sobre todo, su capacidad para ser tan honesto y directo sin ser maleducado, arrogante, vanidoso o decadentemente destructor. Poco tiempo después me preguntaron quien era mi ídolo y yo dije entonces inseguro: Pep Guardiola. Pero entonces no era tan famoso. No es que quiera decir que yo descubrí hace tiempo su genialidad porque muchos también lo hicieron, y aunque fue un jugador muy notable no fue su habilidad lo que me impresionó porque lo cierto es que apenas soy forofo del fútbol. ¿Qué vi entonces en él y se ha desarrollado hasta lo que es hoy?

Este hombre me ha devuelto la confianza en unos valores que consideraba en decadencia. Y he llegado a una conclusión que me ha complacido mucho, lo cual me tienta a creérmela: "Las palabras se vuelven verdad si te las crees". Este hombre es un ejemplo de la actitud contra la crisis que se debe tener: esfuerzo y dedicación, sacrificio, disciplina y constancia sin igual para cumplir una promesa, un sueño, un proyecto (el término depende de la idealidad o dificultad del plan y ya sabemos lo que ha conseguido). Los valores de un caballero y estratega de leyenda están representados míticamente en él: humildad intelectual, elegancia verbal y estética, determinación inquebrantable, firmeza, valor, empatía, templanza, autocrítica, mentalidad abierta pero al mismo tiempo metódica y organizada, gran capacidad de respuesta, flexibilidad y sobre todo PALABRA y COMPROMISO. Persistir sin retractarse o desdecirse en un sistema, en un plan, en un proyecto que sigue toda una filosofía clásica, recta y práctica y al mismo tiempo romántica (apasionada hasta casi la obsesión) a través del perfeccionamiento constante y devoto.

El F. C. Barcelona se ha vuelto la aplicación práctica de la religión autoconstruida y personal de Pep Guardiola, un Superhombre que mezcla valores caballerescos y destila romanticismo por todos sus poros sin salirse de unos esquemas muy bien medidos, establecidos y explícitamente declarados: el trabajo en equipo, el esfuerzo colectivo, el fruto dorado de un pequeño grupo que han brillado como estrellas más por su dedicación colaborando con sus estimados compañeros que por su isolable individualidad. Yo veo en esta actitud de Pep Guardiola (y digo en esta porque es la que conozco, la que he visto) la solución al posmodernismo, al relativismo y desasosiego constante actual.

Gracias y felicidades Pep. Todos tenemos mucho que aprender no de ti, sino de lo que has hecho, de tu actitud y de tus valores en este glorioso 2009.

Estudiante a Fénix

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