Para los que no hayan ido a ver esta película y tengan una vaga idea por el tráiler que no os echen atrás los viejos tópicos y prejuicios sobre ciencia ficción. Estamos ante un film que no dejará indiferente a nadie.
La película, que por su comienzo puede recordar un poco a Independence Day o Men in Black, no es puro espectáculo de monstruitos invadiendo la Tierra mientras los norteamericanos se dedican a masacrarlos con su impresionante potencial bélico. Aunque ciertamente la película tiene algo de explosiones, rayos láser y algún que otro efectismo para atraer a un público más infantil, o en cualquier caso genérico, también podemos encontrar ciertas reflexiones muy interesantes. La acción se sitúa en Johanesburgo, donde unos extraterrestres aterrizan en unas condiciones de hambruna y debilidad absolutas. Lo interesante de todo esto es el el enfoque, que se utiliza para explicar la historia. A modo de documental nos narran el rescate y tratamiento en calidad de refugiados cualesquiera que dan a estos seres con aspecto de saltamontes erectos. La conexión con el apartheid pronto se hace evidente. Con una mezcla de cinismo y humor negro muy inteligente aparecen hombres de color quejándose de lo poco civilizados que son estos seres, que no entienden la educación y costumbres humanas. El racismo y el etnocentrismo, palabras que utilizo a falta de otras más apropiadas, son algunos de los temas centrales del film.
En este sentido la película nos hace reflexionar sobre la actitud paternalista (como podría ser la del protagonista al principio) y hasta imperialista del "hombre civilizado" que en el fondo está dominado por la tecnología y el afán completamente amoral de conseguir más poder y control sobre el mundo o universo que le rodea. Mientras que los extraterrestres actúan de forma bestial, saciando sus deseos sin ningún tipo de límite (y es especialmente cínica la comparación que se podría hacer entre su adicción a la comida de gato con la adicción a las drogas y el tema del contrabando en ambos casos), los humanos adoptan un papel represor-corrector, sea en forma de educación y disciplina o con mano militar.
Otro aspecto muy bien tratado en el film son las dimensiones mesiánicas del protagonista, un antihéroe (feo, débil y vulgar), que se acaba convirtiendo por accidente en uno de los "Otros" sin dejar de ser uno de los "Nuestros". Un mestizo, el puente entre dos civilizaciones, culturas, razas, especies o como prefieran llamarlo. Esto le otorgará poderes para convertirse en un liberador de este pueblo extraterrestre marginado en un distrito de chabolas donde viven en condiciones paupérrimas, si bien lo hace por salvar su identidad originaria a la que nunca llegará a volver. Lo más interesante de todo es que se trata de una sociedad en la que todos sus líderes han muerto y solo quedan obreros, los cuales, no sin cierta controversia, parecen incapaces de tomar el control y liderar sus propias vidas con autonomía, como si fuese una masa sin cerebro. Esta visión, que podríamos considerar en cierto sentido fascista, queda, sin embargo, camuflada por el hecho de que no hablamos de humanos, lo cual deja abierta la posibilidad a que estos seres tengan, a diferencia de nosotros y en comparación con otros insectos como las abejas, algún determinismo genético para convertirse en líderes de su pueblo o personas con un rol social específico.
El protagonista acaba convirtiéndose en un mártir, en la leyenda de alguien ejemplar que dio su vida irremediablemente (se transforma en extraterrestre por accidente) para cambiar la situación insostenible de intolerancia entre pueblos y dar esperanza a los reprimidos, de entre los cuales uno consigue escapar con su nave en busca de ayuda para su pueblo, dejando el final algo abierto. El final en cierto punto trágico por la situación en la que queda el protagonista trae esperanza al resto de la humanidad por resultar su sacrificio un modelo de comportamiento universalizable a toda la especie humana.
La película, en definitiva, tiene diferentes capas interpretativas, y si bien uno puede quedarse con los rayos láser, los efectos especiales y las risas superficiales resulta difícil no percibir un trasfondo más elaborado en el que se pueden descubrir muchos detalles que hacen alusión a nuestra historia más oscura y vergonzosa con un estilo muy original, ameno, inteligente y feroz.
Por otra parte, los más escépticos, podrán encontrar leves incoherencias argumentales (como de dónde sale el combustible para arrancar la gran nave espacial tras veinte años) o la poca profundidad en la introspección psicológico-social de estos seres, que habría dado mucho más jugo e interés al debate, poco buscado, sobre la naturaleza social y biológica de "los bichos", que lamentablemente unas veces parece compleja e interesante y otras demasiado simple y superficial. Precisamente por este último detalle no puedo darle mi máxima puntuación, aunque sí la recomiendo como una de las películas norteamericanas más interesantes del año.
Crítica de Distrito 9 hecha por el Caballero Macarra
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