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miércoles, 25 de noviembre de 2009

Declaración

Sentencia del Juzgado de Menores de Zamora de 12 de septiembre de 2009

     Aquel día fui a pescar. Y no pienso volver a hacerlo. ¿Por qué? Muy sencillo. Me levanté por la mañana, deseoso de que llegara el momento de encontrarme frente al río, con caña en mano, y con la temple tranquila, dispuesto a esperar a que la presa picara. Pero unos pérfidos pueriles truncaron mis planes. Cuando llegué a la orilla del río, sacando los bártulos propios de la pesca, unos macarras con pinta de idiotas se me acercaron. El jefe de ellos, pelirrojo, iba vestido con un ridículo sombrero de pirata, llevaba una espada de estas maluchas de los chinos en la cintura y en su hombro llevaba grapado el dibujo de un loro deforme. Supe que era un loro porque en la barriga del animal ponía "loro". Entonces, el muy malvado se me acercó y me dijo:
- ¿Qué haces, chaval?
- Pescar.
- Nos darás todo tu dinero ahora.
- ¿Por qué?
- Porque somos piratas, ¿que no lo ves?
- Yo lo que veo es un grupo de pervertidos que de mayores serán carne de sauna gay.
     Esas fueron mis últimas palabras, pues me pegó un puñetazo en la boca y yo le di otro en la barriga. Los otros tres cabrones se sumaron y se liaron a guascas conmigo. Cuando me desperté, no tenía ni mi caña, ni mis anzuelos, ni mi dinero, ni mi ropa. Esos hijos de puta me dejaron desnudos en la intemperie.
     Regresé a casa como pude, bajo la atenta mirada de los que me cruzaba. Me vestí, metí unas cuantas piedras en mis bolsillos y fui a buscarlos. Los encontré en un descampado, rodeando una hoguera y riendo como subnormales. Me vieron y el pelirrojo me dijo:
- ¡Eh, ¿qué haces tú aquí?!
- Yo también quiero jugar.
- Vale, ¿a qué?
- Yo seré Peter Pan y tu serás el pirata.
- Está bien. ¡Venga!
     Me acerqué a él, metí la mano en el bolsillo, cogí una piedra afilada, y le di un golpe fuerte en toda la cabeza con la punta. El chaval cayó de lado y empezó a sangrar. Los otros tres se asustaron y empezaron a gritar. Yo solo recuerdo que machaqué y machaqué su cráneo con las puntiagudas piedras de mis bolsillos y que luego me fui a mi casa, satisfecho de haber borrado del mapa la cara de ese crío engreído.

El Kappa diabólico

5 comentarios:

  1. guau! demoledor tío. Genial!

    Carne de sauna gay? jajaja

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  2. ya lo creo que diabólico. Y se fue tan ancho, es un maldito bastardo! JAJAJAJA

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  3. Jejeje, gracias hihos! Me lo he imaginado viendo el anuncio del juguete "el pirata saltarín". Nunca la tele hizo tanto daño.

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  4. ninguno de los anteriores comentarios es mio (eso pasa por no firmar..) El relato es original i me alegra k esté(i)s inspirado(s).
    J.Y.

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  5. con lo contento que estaba yo creyendo que el Kappa diabólico se pensaba que yo tenía personalidad múltiple

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