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martes, 7 de septiembre de 2010

Un perro muere por no poder orinar

Un perro de raza chow-chow, residente del barrio barcelonés de Sants, ha muerto hoy en plena calle cuando le ha explotado la vejiga. El perro iba acompañado por su amo, Francisco Mestres, cuando la vejiga del cánido ha estallado, fastidiando la ropa limpia de los que por allí transitaban.
Francisco Mestres dijo haber sacado a su perro con la intención de que «echara una meadita antes de comer», pero tal función orgánica no ha sido posible.

Las causas del reventón han sido, según ha relatado el amo, las inoportunas e innumerables garrafas de agua que hay en todas las esquinas y que su presencia asusta a los perros, con lo que deben esperarse a llegar a la esquina siguiente con la esperanza de encontrarla libre de botellones.

El psico-veterinario Samuel Erupción ha explicado a nuestra redacción el origen de la fobia a las botellas por parte de los perros: «El cerebro canino, como el de muchos cetáceos, está casi siempre en la cabeza.»
Cuando nos hemos dado cuenta de que habíamos llamado a otra persona, hemos colgado y llamado al verdadero psico-veterinario: «Los perros, al igual que los gatos, sienten un profundo respeto por los recipientes de plástico, lo que produce automáticamente en el perro un rechazo a orinarlos, así que buscan otro sitio donde hacerlo… ¿Oiga?»

Los testimonios de la explosión canina atestiguan que el chow-chow iba atado con una correa, cosa que «quizá haya privado al can de una respuesta refleja que le hubiera permitido hallar el modo de miccionar», nos comenta una gitana, propietaria de una tienda mayorista.

Asesina de perros.
Los ciudadanos que en ese momento pasaban por allí comparan la explosión de hoy a cuando un meteorito colisiona con la Tierra y la destruye: «Yo dormía cuando oí la detonación y no podía dar crédito. Lo más increíble fue cuando abrí la ventana y bilis, sangre, tejido orgánico y mucha orina entró a modo de tsunami a mi casa.» Relata Montse de 79 años, pensionista.
«Yo tenía una reunión en la que mi ausencia significaba el despido directo, y no he podido asistir.» Lamenta Xavi de 33 años, en paro.

La zona por donde se encontraba el chow-chow carece de parques y árboles. Es una zona en la que sólo hay esquinas y todas llenas de botellas. «Y si no son botellas, las esquinas están impregnadas de un polvo amarillo. Pero yo digo: ¿no se ensucia más la calle con sulfato que con meados?» evidencia el amo del perro cual prometedor político. Acto seguido, los allí presentes han explotado en una gran ovación con consignas como “¡Mestres, Mestres, Mestres, te queremos en lugar del alcalde coetáneo!”. Cierto que la rima no les salió debidamente, mas sus corazones se sienten conmocionados por ese hombre que ha perdido un perro, pero que ha ganado el voto de totales desconocidos.

1 comentario:

  1. con la del hombre dle tiempo no me reí mucho pero reconozco que un chowchow explotando tiene su qué jajajaja

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